Me Gusta Fumar

Lo llaman Democracia y no lo ES

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Prohíbido Fumar

Nueva Inquisición

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A mis 63 años, tras 50 de ser fumador, me retrotraigo a los tiempos iniciales, allá por los sesenta, cuando fumar era considerado elegante y símbolo de independencia, sobre todo en jóvenes y mujeres. Sin duda molestamos con nuestro humo al fumar por doquier, siendo la gente tolerante a tal agresión ambiental. Ahora, esos tiempos son un recuerdo tan solo. Mientras pasaron esos días, tuvimos más tiempo que el necesario, para quedar enganchados a la nicotina y al hábito, de manera bastante irremediable. Nadie aseguraba que fumar fuera beneficioso para la salud, pero no existía el drama de la actualidad, producto de investigaciones médicas y demás, pero decididamente tambien de la mala educación y la poca inclinación hacia la tolerancia.

 

Para algunos, dejar de fumar resultó sencillo. Para otros difícil y para los restantes: Imposible. Eso está ligado a muchos factores, incluyendo la personalidad y la facilidad de convertirse en adicto.

 

Lástima que hayamos sido tan inconscientes con los derechos ajenos, que en aquel tiempo no conocíamos. Lástima que en la actualidad, seamos víctimas del fundamentalismo de no fumadores y ex-fumadores, quienes aplauden fervorosamente cada vez que nos estrechan el cerco persecutorio, lo cual no es precisamente y nrecesariamente para obligarnos a la renuncia y para beneficiarnos en nuestra salud. Tambien hay componentes egoístas y el instinto de tener a quien poder pasar por el linchamiento.

No por fumadores, hemos dejado de ser personas. La nicotina, además, es una droga que no causa cambios de comportamiento o temperamento, como otras drogas sí lo hacen. Solo cuando nos vemos sometidos al cruel síndrome de abstinencia.

Si a los viejos fumadores nos permitieran fumar en paz en lugares y circunstancias definidas, se hará algo de justicia con nuestro problema. Con el tiempo nos extinguiremos y habrá solo cabida para las nuevas generaciones, nacidas con nuevos valores (Algunos muy desafortunados, por cierto). Ya hemos comprendido lo poco considerados que fuímos con los no fumadores en el pasado. Ahora podremos respetar mejor esas situaciones, a cambio de un poco de tolerancia. Hacernos la vida imposible, no es precisamente un ejemplo de cristianismo del bueno, sino una versión moderna de la Inquisición.

A mis 63 años, tras 50 de ser fumador, me retrotraigo a los tiempos iniciales, allá por los sesentas, cuando fumar era considerado elegante y símbolo de independencia, sobre todo en jóvenes y mujeres. Sin duda molestamos con nuestro humo al fumar por doquier, siendo la gente tolerante a tal agresión ambiental. Ahora, esos tiempos son un recuerdo tan solo.

Mientras pasaron esos días, tuvimos más tiempo que el necesario, para quedar enganchados a la nicotina y al hábito, de manera bastante irremediable. Nadie aseguraba que fumar fuera beneficioso para la salud, pero no existía el drama de la actualidad, producto de investigaciones médicas y demás, pero decididamente tambien de la mala educación y la poca inclinación hacia la tolerancia. 

Para algunos, dejar de fumar resultó sencillo. Para otros difícil y para los restantes: Imposible. Eso está ligado a muchos factores, incluyendo la personalidad y la facilidad de convertirse en adicto. Lástima que hayamos sido tan inconscientes con los derechos ajenos, que en aquel tiempo no conocíamos. Lástima que en la actualidad, seamos víctimas del fundamentalismo de no fumadores y ex-fumadores, quienes aplauden fervorosamente cada vez que nos estrechan el cerco persecutorio, lo cual no es precisamente y nrecesariamente para obligarnos a la renuncia y para beneficiarnos en nuestra salud. Tambien hay componentes egoístas y el instinto de tener a quien poder pasar por el linchamiento. 
No por fumadores, hemos dejado de ser personas. La nicotina, además, es una droga que no causa cambios de comportamiento o temperamento, como otras drogas sí lo hacen. Solo cuando nos vemos sometidos al cruel síndrome de abstinencia. Si a los viejos fumadores nos permitieran fumar en paz en lugares y circunstancias definidas, se hará algo de justicia con nuestro problema. Con el tiempo nos extinguiremos y habrá solo cabida para las nuevas generaciones, nacidas con nuevos valores (Algunos muy desafortunados, por cierto). Ya hemos comprendido lo poco considerados que fuímos con los no fumadores en el pasado. Ahora podremos respetar mejor esas situaciones, a cambio de un poco de tolerancia. Hacernos la vida imposible, no es precisamente un ejemplo de cristianismo del bueno, sino una versión moderna de la Inquisición.

Ram

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