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Inmerso en el Torbellino
Inmerso en el torbellino
Ocho días de locura a principios del 2010
Entre el 20 de diciembre y el 27 de diciembre del 2009 estuve en Oslo con mi familia. Fueron unas vacaciones muy tranquilas. No hice nada en esa semana sin estar acompañado de mi familia excepto alguna expedición a un supermercado. Fue una semana reposada y llena de paz.
Al regreso a Madrid me desestabilicé. Con la medicación que estoy tomando no estoy protegido mentalmente de los regresos de mis viajes. Ya van tres viajes donde al volver a Madrid acabo como una moto. Empecé el año extremadamente productivo. Yo dormía muy poco y todos mis días los dedicaba a vida social y a dar visibilidad a mis Web. Abrí un Facebook y un Twitter para Megustafumar y los enlacé. Permití que la gente se conectara con su cuenta de Facebook. No tuve en cuenta que un aviso muy potente de descompensación en el trastorno bipolar es dormir muy poco. Estaba lleno de energía con muy poco sueño.
Más de media vida viendo a psiquiatras
Cuando los médicos te enganchas por una condición seria es fácil que no te vuelvan a soltar en muchos años. Eso es más verdad aún para las condiciones crónicas como el trastorno bipolar
Mi primer contacto con los psiquiatras fue justo después de mi primer ingreso en marzo de 1987. Ese ingreso fue ocasionado por el amor, como tantas otras de mis descompensaciones. Estaba enamorado de una compañera de la universidad y yo me iba a vivir a Montreal, en Canadá, en setiembre de ese año. Toda mi vida he sido bastante parado. Yo deseaba mantener el contacto con esta maravillosa mujer desde Canadá. Sabía que a menos que cambiara, no tendría energía suficiente para mantenerla en mi vida. Al enloquecer me sentí lleno de energía. De un día para otro pasé de ser una verdadera mierda a ser superhumano, pletórico de energía y fuerza. Podía con todo que se me cruzara en el camino.
Ni por nada ni por nadie
Durante una descompensación emocional
Aquí reproduzco integramente una carta que escribí a mi psicóloga el primer día de baja. Tenía que sacar lo que sentía fuera. Esta carta, según me han contado, tiene elementos sin sentido y elementos muy hermosas. La reproduzco ya que es muy buen reflejo del estado de mente que sufrí en una fase hipomaniaca. Las características de estas fases son que siento dolor emocional. El corazón del corazón situado debajo de mi pecho estaba cantando a todo volumen por lo que mi estabilidad estaba escorada. Sin mi psicóloga las cosas me habrían ido mal.