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Inmerso en el Torbellino

Ocho días de locura a principios del 2010

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Entre el 20 de diciembre y el 27 de diciembre del 2009 estuve en Oslo con mi familia.  Fueron unas vacaciones muy tranquilas.  No hice nada en esa semana sin estar acompañado de mi familia excepto alguna expedición a un supermercado.  Fue una semana reposada y llena de paz.

Al regreso a Madrid me desestabilicé.  Con la medicación que estoy tomando no estoy protegido mentalmente de los regresos de mis viajes.  Ya van tres viajes donde al volver a Madrid acabo como una moto.  Empecé el año extremadamente productivo.  Yo dormía muy poco y todos mis días los dedicaba a vida social y a dar visibilidad a mis Web.  Abrí un Facebook y un Twitter para Megustafumar y los enlacé.  Permití que la gente se conectara con su cuenta de Facebook.  No tuve en cuenta que un aviso muy potente de descompensación en el trastorno bipolar es dormir muy poco.  Estaba lleno de energía con muy poco sueño.

Tuve un fallo muy gordo.  Decidí escribir un artículo para que me hicieran donaciones por mi trabajo en Me Gusta Fumar.  Lo escribi a través de Write or Die, que es una aplicación de la Red donde dices cuantas palabras quieres escribir en cuanto tiempo.  Si paso un minuto sin escribir, empieza a borrar mis palabras.  En vez de parar de escribir cuando había escrito todo lo que tenía que contar acerca del tema de las donaciones, cometí el error de seguir escribiendo.  Como había comenzado con el tema de las finanzas personales mi mente divagó a mi situación económica, cobrando los 400 euros del subsidio para la reinserción para parados de larga duración que aprobó el gobierno a mediados del año pasado.  Empecé a derivar hacia como había llegado a esa situación.  Un detalle por el cual guardo resquemor es que antes de que me despidieran de mi última empresa les había ganado una apuesta a ambos socios fundadores por separado y no han querido honrar la apuesta.  Cometí la estúpida equivocación de mencionar tanto la empresa, como cada uno de los socios fundadores, por nombre y escribir estupideces como You do not Fuck with a Batiscafo.  El resultado es que a los pocos días me mandaron un telegrama donde se me convocaba para un juicio por amenazas en el juzgado 44 de la Plaza de Castilla.

Otra locura que cometí fue comprarme un billete de avión a Río de Janeiro con la tarjeta de crédito.  Me apetecía mucho pasar unos días con mi enamorada y además ver los carnavales de Río de primera mano.  Estaba demasiado seguro de mi mismo para tener en cuenta que la vida sería muy difícil para mí si me gastaba todos mis ahorros y además dejaba la tarjeta de crédito a cero para pagar mis gastos en Río.  Cuando mi ánimo está demasiado alto hago cosas muy imprudentes.  La semana después que cancelara mi billete a Río estaba muy bajo de ánimos.

Como mis padres estaban en Noruega, decidí acoger gente de Couchsurfing en mi casa.  Couchsurfing es una organización internacional donde he acogido muchos desconocidos que han venido a Madrid en mi casa y cuando viajo me he alojado en casa de desconocidos.  La marqué como disponible y al poco tiempo tenía dos solicitudes de gente que quería quedarse en mi casa para las mismas fechas.  Las acepté las dos.  Vino una pareja, él americano y ella de Perú.  Trajeron su hijo de tres años.  También vinieron tres argentinos.  Trajeron muchas maletas muy grandes los dos grupos de gente.  Mi casa estaba totalmente patas arriba con el sofá cama abierto todo el día y bultos por doquier.  Ese ambiente de locura hizo que mi brote hipománico se agudizara.  La noche antes de que llegaran mis invitados fui incapaz de dormir.  Una actividad con la que me divertí esa noche fue invocar mis ángeles y mis demonios siete veces.  Estaba tan metido en un mundo mágico que noté una presencia muy poderosa a mi izquierda detrás mía una vez que me metí en mi pasillo con la luz apagada.

La pareja con el hijo eran muy simpáticos.  Al final aprendí a jugar con el hijo.  Todos estábamos encantados con ese chaval de tres años que se quedó con nosotros esos días.  Les llevé a disfrutar de la cabalgata de los Reyes Magos.  Les dejé ahí ya que yo estaba demasiado subido para quedarme mucho tiempo en un mismo lugar.  Camino a mi casa me tomé un delicioso roscón de reyes con chocolate.

Era una época de mucho frío en Madrid y yo salía de casa con demasiado poca ropa. En una de estas excursiones me abrí una cuenta en un banco para salir un poco del frío.  Esa mañana estaba nevando sin parar y yo llevaba un jersey fino y un abrigo fino.  No recuerdo haber pasado tanto frío en toda mi vida, y eso que he sobrevivido días de treinta grados bajo cero de máxima en Montreal.

Una de las argentinas me gustaba mucho.  Empecé a hacerla avances sexuales.  Me hubiera gustado mucho que hiciéramos el amor.  A medida que progresaba su estancia estaba más y más salido.  Me aproximaba más y más a la locura.  Ella era de creencias más tradicionales que yo y no estaba mucho por la labor de ser mi amante.  Creo que la acabó resultando bastante incómoda la experiencia.   El día que yo la pensaba echar los tejos vino un israelita, amigo de los tres argentinos, y me fastidió mis planes de intentar seducirla.

El israelita estaba recién salido de cumplir el servicio militar en Israel.  Yo tenía delirios por aquel entonces, que tenía que aprender a luchar para que no me mataran y esas tonterías.  Les llevé el viernes a un paseo por un parque con la fantasía de pedirle al israelita que me enseñara a luchar.  Menos mal que no hubo oportunidad.

El trato al que habíamos llegado es que el viernes 8 de enero ellos dormían en un hostal ya que mis padres iban a pasar la noche en mi casa.   Les acompañé en una excursión matutina con el frío que hacía y me volví temprano a casa mientras ellos hicieron otra excursión por la Gran Vía.  Al llegar a casa yo me duché y no me había vestido cuando ellos llegaron.  Habíamos llegado al trato de que ellos me limpiaban la casa antes de irse para que estuviera recogida para cuando mis padres llegaran.  Ahí estaba yo dirigiendo las labores de limpieza en calzoncillos.  Les resultó tan incómoda la experiencia que no volvieron a mi casa el sábado como estaba pactado.  Yo pocas veces he estado tan aliviado.

Yo tenía una reunión con un grupo naturista sobre el Twitter y un concierto de flamenco convocado por la CNT el viernes 8 de enero.  Me despedí de ellos encomendándoles  a acabar de limpiar mi casa.  Durante esas dos actividades se me rompió la burbuja que había elevado artificialmente mi ánimo y volví a la superficie.  Ese día también volvieron mis padres de Noruega.

Al volver de Noruega, el Batiscafo cayó en el mar desde altura y se hundió en las profundidades sin control.  Bajó tan profundo que estuvo a punto de reventar.

Con mucho amor,

Batiscafo

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