Me Gusta Fumar

A un grupo de Whatsapp al que pertenezco, de aportación voluntaria, llegó un mensaje de publicidad de citas rápidas de precio cerrado. La cabecera del mensaje, ya borrado por un administrador, era Tengo una Cita. La que organizaba los eventos se llama Carolina. A mi me interesa mucho el tema de citas rápidas por lo que me puse en contacto con  Carolina, la organizadora. De alguna manera surgió que yo era diseñador Web profesional. La negociación no fue clara. Carolina de alguna parte se sacó que yo iba a hacer el desarrollo gratis. Un experto informático que trabaja gratis se denomina pringado y yo no soy un pringado.

Pasé muchas horas dejando la Web lo mejor que sabía. La dediqué mucho amor. Metí una extensión de formulario para que los interesados pudieran rellenar sus datos. Eso le ahorraría a Carolina el trabajo de contactar cada persona para hacer una ficha para los que participaran en sus citas rápidas. La metí una extensión de eventos para que Carolina pudiera automatizar la convocatoria de eventos. También agregué una extensión de venta de billetes que no comencé a configurar.

A mitad de desarrollo, Carolina y yo mantuvimos una conversación de teléfono muy poco productiva. Ella dijo que no le parecía justo darme cualquier cosa a cambio de mi tiempo. Yo la dije que quería dos citas rápidas y que no me parecía justo trabajar gratis. Carolina dijo que no estaba dispuesta a pagar 60€ por todo el amor que había dedicado e iba a dedicar al desarrollo de su Web. Su Web estaba a mitad de desarrollo para entrar en producción. Cuando vi que los dos estábamos enrocados prometí borrarla la Web. Yo soy superadministrador y con los superadministradores no se juega ya que tienen control absoluto sobre sus servidores. Pensé en desactivar su WordPress como medida de presión. Ella había borrado mi usuario y había cambiado su contraseña. Obviamente es de la clase de personas que actúan de la  forma de que si no me lo regalas, te lo robo. 30 segundos después la había borrado su Web.

La dije que me planteaba escribir un artículo en mi blog sobre mi experiencia con Carolina. Mi vida me ha enseñado que la única forma de no mentirme es no comprometerme. Estoy muy orgulloso de escribir este artículo. He cumplido uno de mis deseos.

Las últimas palabras de Whatsapp antes de bloquearme que me escribió fue algo como: nota para mí. peligroso y chantajista.

Carolina. Tú me tomaste por pringado. Yo no soy peligroso. Únicamente que bajo ningún concepto soy pringado. Tú te enrocaste y te quedaste sin Web. ¿Cuantos informáticos se habrán despreciado haciendote cosas sin nada a cambio? ¿De cuantos pringados te habrás aprovechado? Yo soy puta barata y no trabajo gratis bajo ningún  concepto. Yo te veo una persona tacaña, miserable y despreciable.

Me llamaste chantajista. Te informo que habías ido suficientemente en contra de mis principios fundamentales que yo descarté cualquier trato contigo. Deseaba escribir este artículo y no me atreví a comprometerme ya que duele no cumplir con compromisos. Estoy muy orgullo de haberte dedicado este artículo. Suerte tienes que un administrador borrase tu publicidad. Está permitido compartir cualquier cosa en un grupo público y en lo que había borrado el administrador estaban tu apellido, tu correo electrónico y tu número de móvil. No tengo pruebas de que sea información pública por lo que no veo más remedio que conservar tu privacidad.

¿Cuánto te habría costado darme dos sesiones de citas rápidas? La posibilidad de perder dos potenciales clientes en caso de que se llenara el aforo. Has perdido una Web profesional de valor de mercado de más de 1000€ por tu errónea creencia que todos los informáticos son pringados.